5 POEMAS DE MARIANA PILAR SOSA

por El Cocodrilo

De fiesta y desamparo

hay que buscar la belleza en las verdades parciales, decía tu viejo
encontrás el lugar que ganaste en la fiesta
los ojos de tus amigos te sonríen y el loop festivo suena en bucle 
el eco de sus risas vibra y rebota en tu cabeza increscendo
ves tus pies anclados al suelo pero sentís que estás flotando en una nube de humo
tu amigo te toca el brazo, estás soñando, hermano, te dice
pensás que estrellaste un vaso de vermú con pomelo contra el piso
cuando tu cabeza pega un envión al aire
con los ojos entreabiertos y la visión borrosa
caes en la cuenta, te quedaste dormido 
en el sillón
no es la primera vez que te pasa
hacés memoria 
estimás que el dolor de cuello no va a durarte más de una hora
el dolor de cabeza, lamentablemente
te acompañará lo que resta del día
el ruido de una señal mal sintonizada 
se ramifica 
muchas vertientes sin cauce 
te abruman
llegás al clímax y tu mente queda en blanco
ya no te puedo ver más así, dijo tu novia antes de dar un portazo
despatarrado en el sillón
buscás refugiarte bajo el calor de las mantas de lana que tejió la abuela
te sobresalta la melodía de un ringtone que se oye metálico
tu padre llama 
desde el pueblo, el de los campos dorados
juntás los pies 
ahora acurrucados en la esquina del sillón
rozan la gravedad del aire
sin dejarse caer
extendés los brazos para atender la llamada
el tono de su voz te sobresalta 
sus palabras caen densas como gotas de plomo en el mar
laguna mental sin cardumen
los peces danzan en la orilla y no llegan a tragar su alimento
¿qué hice?, pensás
la nostalgia te inunda los ojos
recordás las caminatas de perorata en la llanura
las charlas animadas 
junto al calor del fogón que improvisaba tu padre
encapsulado irradiaba 
un abrazo 
en la noche de campo desolada
desoladas ahora las memorias
lo que imaginaste posible en la ciudad
se desvanece en el aire
cuando escuchás soltar de un tirón
un latigazo como sentencia
volvé al campo, pibe

En el parque

mi cuerpo una estrella suspendida 
en la suavidad de la manta que me separa del pasto
El sol acaricia mi cara cierro los ojos 
pido un deseo 
para saber si estás bien si el paraíso existe
pido una señal
El parque un colchón de flores, un jardín de orquídeas y jazmines 
Pienso si quiero no, si debo, llevar una de cada una 
a modo de ofrenda
dejarla al lado de tu nombre
todos los días
para recordarnos siempre.

Solo para decirte que

(insp. W. C. Williams)

no pegué un ojo 
en toda la noche
si bien
la brisa del viento me acariciaba suavemente
y la penumbra calibrada por la persiana era de ensueño
aún así
mis pensamientos no terminaban de ordenarse
y mi cuerpo no encontraba su lugar en el colchón 
cuando el celular marcó las tres
me quité las sábanas de un tirón 
y descalza caminé hacia el living 
te pido perdón
prendí el televisor
puse la serie que empezamos juntos
me vi el capítulo siguiente y el siguiente y el siguiente 
así hasta terminarla
no voy a contarte lo que pasa
sólo decirte que la trama da un giro inesperado
y el final es alucinante.

 

Enero, diversión al lado

El ladrido de mi perra 
responde 
a un peligro 
invisible 
contra el alambrado 
¡un límite!
la música del vecino al palo
inspira 
recelo. 
Las hojas 
del sauce peinan 
las nubes encienden
el atardecer naranja.
Un colibrí sobrevuela
al ras 
del agua adornada con chiches.
La cigarra en el sacabichos
salta 
hacia nuestro patio y proyecta 
un grito.

 

Escritura 2.0

I

frente al monitor
sin ideas
cierro la ventana
la imagen de un tierno animal aparece
mi mirada se corre a la derecha
veo en el pasillo
una caja llena de mugre 
y una etiqueta con nombre pretencioso
su aura cada vez 
más densa
obstruye el paso cada vez
más pequeño
entre los pensamientos rebuscados 
que no dicen nada
y el tacho de basura.

II

mi cabeza se prende fuego
el word se tilda y se niega
apoyo la taza sobre la mesa
las hebras flotan 
en el cachito de agua que queda
al azar
aprieto teclas
el word se desbloquea
escenas fantásticas
suelto 
mis dedos en el teclado
mi mirada frente a la computadora
funciona como un escáner
hasta que me veo consumida 
en el punto 
final.

***

Mariana Pilar Sosa (Rosario, 1997) es Licenciada en Comunicación Social por la UNR y docente de Diseño Gráfico (UNR). En 2024, participó del taller literario El rayo que no cesa coordinado por Matías Vázquez y Manuel Bozzo; y en abril de 2025, del taller de poesía La tradición y el talento individual de Felipe Hourcade y Matías Vázquez en el marco del Festival Sin Brújula. Actualmente, escribe en la revista Gente Insoportable de Ediciones del ‘00 y en el medio digital Indie Club.

agosto, 2025 | Revista El Cocodrilo

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