MENTA & LIMÓN
cierro los ojos y entra la lluvia a la casa
la lluvia despeja los gajos importantes
de oscuridad
que van quedando después
de los encuentros
atrás de los ojos un parque recién mojado
una planta cuyo perfume despeja las vías
respiratorias y sillas
cuerpos de mimbre donde hacemos descansar
los otros cuerpos
una casa amarillenta con sus trastos
también amarillentos
libros comidos por el bicherío con más de cinco décadas
de vida
diccionarios de lenguas que nunca quisimos
realmente aprender
un vaso al borde de la mesada
con el peso del agua de a ratos
amedrentándolo
atrás de los ojos
ruido de tren que llega o que se va
aunque en la práctica no haya trenes cerca sino apenas
restos de carriles que estorban el paso
atrás de los ojos volumen bien bajo
esa película de festival de cine
autofinanciada en blanco y negro
y la lluvia
que nunca deja de entrar a la casa
que nunca deja de abrirse paso
entre los gajos cada vez más importantes
de oscuridad
LA SANGRE QUE LLEVA ADENTRO
lo que se busca es inducir la percepción real de escalofrío
colisionar contra todo lo que hace un rato
ya habíamos dado por perdido
si está perdido lo que hace falta no es encontrarlo sino dejarlo en esa ruta
abandonado
puesto al servicio de un tiempo pasado
(cualquiera de los tiempos
pasados)
del pasado lo que se busca es mover su magma de lugar
hacer bosquejo pormenorizado de esa mirada retrospectiva que tantas veces
encima de las cosas
dejamos arrojada
del deseo lo que se busca es la sangre que lleva adentro y no los líquidos
ya estropeados
que por mucho espacio entre los años
exageradamente mucho espacio
entre los años
ha estado procurando
descartar
para los griegos – así lo dicen – lo verdadero podría ser
lo opuesto al olvido
lo que nos marca para siempre el pensamiento igual que aquello
que va perfilando el diseño de llagas
arriba del mismo verbo que cada tanto reutilizamos
es la verdad que buscamos
lo que se busca entonces es producir
la sensación de libertad
desplazar el cuerpo propio hacia otros
igual de maltratados cuerpos
que al mismo tiempo que se dilaten sean capaces de inducir
la percepción real de escalofrío
una versión de la verdad que tenga sangre desmadrándose en esta
y no en otra parte del tiempo
que tenga sangre desmadrándose dentro del torso agigantado
exageradamente agigantado
de ese deseo que hace un rato
ya habíamos dado por perdido
PERO SUEÑO
[La cabeza sobre las manos y un poco de agua justo debajo del argumento. El límite es siempre un estímulo y la cabeza, portadora de sueños. Al otro lado del vidrio, las típicas cosas que suele haber del otro lado del vidrio: portarrollos eléctricos, manuscritos incompletos, imanes, planchas antiguas con detectores de movimiento.
La cabeza siempre infatigable, sólido soporte, resistente. Prototipo ideal para los no resueltos, fantasías, amplios esquemas de engaños y desvaríos. El cuerpo gravita al mismo tiempo que recita de memoria todas las contrapartidas de ese espacio que habita. Exige un lenguaje. Siempre sobre las manos, la cabeza está obligada a elegir la palabra que mejor nombra.
Dejarse afectar por la rareza viene a presentar una salida posible. El cuerpo usa la transpiración del vidrio para redactar figuras. Del otro lado, las típicas cosas se licuan o se endurecen. La cabeza portadora de sueños, recuerda. El recuerdo es el pasaje preciso y vital de un libro. El agua justo debajo del argumento. El cuerpo ha escrito ahora sobre las manos la misma frase que la cabeza ha recordado: “Digo que estoy despierto, pero sueño”.]
Inéditos, 2024.
***
Vanesa Almada Noguerón (Buenos Aires, 1980). Colabora en la revista de literatura latinoamericana de difusión digital LALT (Latin American Literature Today). Publicó los libros de poesía Entre los ruidos (2015), Quemar el fuego (2017), Los demás (2019), Límbica (2020) y Lo que no vuelve (2023). Edita el Blog «Chorrera de Palabras» (vanealmadanogueron.com).
febrero 2025 | Revista El Cocodrilo