Hacés reposo en lo terrible
ante los ojos del aire replegás
las formas en las que el fuego
se presenta a buscarte.
No pudo escabullirse de tus manos
la infancia, aunque lejana
en eterna presencia. Y has logrado
desventuradamente reproducir la imagen invertida
de esa afrenta. No es nuestra
la palabra que brota en manantial
sediento. De todos los colores
elegiste el silencio
repleto de palabras punzantes,
ásperas al contacto de mis dedos.
No pretendo avivar
el fuego de aquello que fue y
lo que no ha sido. No hay tiempo.
Lo único que pude fue escucharte.
Como un loop reproduce
mi mente un pasado que nunca
formó parte de ningún presente conocido.
Hacés reposo en lo terrible y
la dulce pereza de los sueños
se aleja sin ser advertida. No hay agua
en tu jardín y sin agua
la vida no es posible.
Día a día más lejos
sin modo de estar cerca
me aproximo.
Te dejé
clavar las uñas sobre la piel nueva
pero aún no conocía el dolor
ningún sol había sido
excesivo conmigo. Mi boca repetía
los gestos de otras
bocas, no sabía decir
que me gustaba el viento
no sabía que el viento me gustaba
ni que gracias a él movería lo estanco
el polvo acumulado sobre las cosas
que suelen preservarse estáticas.
Te dejé contarme historias
de tristezas que se funden en el cuerpo
y amalgaman lo cercano con la herida.
Te dejé llamarme
hija, amiga, madre. Todas las formas
que la palabra cerca contempla
aunque no dice.
Elijo un mal momento
inoportuna caigo de bruces contra mí
contra el amor que todo abarca, todo
puede y no es cierto,
este cristal está tan roto que hiere
y prefiero tomarlo de la parte punzante
antes que herirte ahora
que es tan tarde. Y no sé.
Vas a llenarte de gratitud, harás
lentamente con tu cuerpo
un ovillo que contenga:
torso, cabeza, extremidades, dolor
y donde nada pueda
separarse entre sí. Vas a mostrar
una sonrisa abierta y los dientes
que aún atesora tu boca
serán las cuentas de un collar.
Y digo vas y voy
con la cabeza gacha
haciendo parches y remiendos
con los hilos que tengo y no
hay nada más visible que esta costura tosca
que nadie me enseñó a perfeccionar.
Perdón, es que no quiero darle
ya más vueltas a esto. Una garúa
leve se hace lluvia copiosa a trasluz
y lejos de querer buscar refugio ahora
me quedo aquí parada con esta gratitud.
Mientras aquel zorzal bebe el agua de la fuente
dejo que el dolor salga, provoque
un sacudón violento
sobre mi cuerpo que no deja de luchar
contra mí. Sumerge sus patas en el agua
y el sol inventa una luz
que apenas unos segundos antes no existía.
El zorzal inclina su cuerpo y lo levanta
una y otra vez. A cada vez
un nuevo sorbo y una nueva habilidad del sol
que me toca también a mí. Como una falla,
un error en el cálculo que agradezco.
Qué voy a hacer cuando el zorzal se vaya
levante vuelo para seguir
el camino del deseo
que tan bien parece conocer.
Qué hago si el sol sigue despuntando su vicio
de inventor irrefrenable y se queda un rato más
para pintarme con su luz.
Cómo le digo al cuerpo que no luche
que ahora se calle la cabeza y
ritme suavemente el corazón.
En los sueños tu perro ya muerto
puede volver a casa
incluso duplicado
traer con él a su compañera
de pelaje semejante,
acercarse a tu cuerpo
y buscándote la mano
dejar ir tu perplejidad
en una larga caricia
que recorre la extensión de su lomo
después de más de tres años.
En un sueño tu pequeña cachorra
cabe todavía en tu regazo
se alimenta de tus pechos
redondos y turgentes
repletos de una leche tibia
que se escapa velozmente
al contacto de sus labios.
En los sueños algunas veces
sabemos
que estamos soñando y deseamos
que duren un poco más
que atraviesen el umbral de lo posible
unos segundos, apenas
y no se vayan.
***
Cintia Ceballos nació en Rosario, provincia de Santa Fe, el 19 de septiembre de 1975. Es poeta y fotógrafa. Estudió la carrera de Letras.
Codirigió y editó la revista literaria Benteveo del 2009 al 2012, junto al narrador Nicolás González con quien publicó su primer libro, Oxidiada, en 2010 con la Editorial Ciudad Gótica. En 2018 publicó su segundo libro: Aquí también hay luz con Laborde Editor de Rosario Argentina. En 2024 publicó su tercer libro: Uno a uno los pájaros, con la Editorial La Gran Nilson, Buenos Aires, Argentina.
Poemas suyos aparecen en diversas antologías: Rapsodia ensamble de voces, Nocturno, Ediciones El Mono Armado, Buenos Aires 2016. Jardín, 100 poemas sobre flores, Editorial Camalote, Paraná Entre Ríos 2021. Niñez, 100 poemas sobre las infancias, Editorial Camalote, Paraná Entre Ríos 2023. Chiquero, escrituras feministas y de disidencias sexuales, Centro Cultural Parque de España, Rosario, Argentina, 2023.
Quedó seleccionada para la Lectura en Voz Alta del Poesía Ya 2023, en el Centro Cultural Néstor Kirchner, Buenos Aires, Argentina.
Actualmente coordina talleres grupales de lectura y escritura creativa, y realiza clínica individual de obra poética.
octubre 2024 | Revista El Cocodrilo