POESÍA PARA QUE LAS CORRIENTES CAMBIEN, POR NATALIA PÉREZ MÜLECK

por El Cocodrilo

Germinando porotos adentro de un frasco
Nahuel Canteros
Halley Ediciones
| 2025

Mirar el cielo, las estrellas puede haber sido uno de los gestos más primales del ser humano en su desprendimiento de lo natural. La manifestación, quizás, de una incipiente conciencia acerca de llevar un cuerpo y la existencia misma sostenida apenas por dos tornillos. 

Reconocerse miniatura viviente de un orden que nos desborda, nos trasciende y nos asombra parece ser la primera pronunciación del poeta respecto de una posición de su decir. Una especie de advertencia de lo que no podemos/queremos terminar de saber/comprender:


(sepamos)
que nuestra existencia es
cosa menor
nosotros gusanos

Asumida la vulnerabilidad que nos es inherente, el poeta parece proponernos levantar la mirada aunque implique un esfuerzo descomunal. 

Buscar en el ritmo de lo vivo, el sentido – los sentidos que no nos vienen dados- de vivir más allá de la alienación cotidiana para no dejar la vida marcando tildes de una lista de tareas que podría ser interminable. 

Entonces viene la poesía que es escanción, puntuación, separación: el trazo verbal y sonoro de una diagonal dentro de las agujas del reloj. Un tiempo “no productivo” que si algo acumula es experiencia de lenguaje que hace cuerpo; por ejemplo, en ese hombre armado con un ramo de fresias. 

Tiempo de contemplar un brote de primavera o germinar porotos en un frasco para denunciar que fueron demasiados años sin que nadie nos enseñara el idioma de la tierra: el habla de los ríos, de la piedras…el silencio guaraní. 

Para esos aprendizajes el propio andar y la poesía. Y vienen a cuento estos versos de Leopoldo Marechal:

No todos pueden autorrealizar,
como yo, sus posibles musicales.
Y siendo así, yo canto por el hombre insonoro
y es el hombre insonoro quien habla en mi cantar*

El poeta es también quien mira con piedad y ternura -desde el rabillo de su fragilidad compartida- lo invisible y silenciado: el indio, el gaucho, Chirola, las cigarras, la pasionaria, las morasla victoria y la esperanza escondidas en este rincón del sur o en un jardín del conurbano. 

Este poemario es un canto contra el odio como bien nos lo indica, apenas abrir el libro, la cita de Liliana Bodoc. Una invitación genuina a contener el odio propio -que inevitablemente también portamos- para volverlo fortaleza de lo común tomando posición frente a lo injusto y voraz reinante: extracción, producción, consumo, deshecho. 

Es en este sentido que, nociones de la época coaguladas en su banalidad e insidiosa repetición, se van desarticulando en cada apartado del libro con una dosis justa de ironía sin ocultar el sabor amargo que la época impone: oferta y demanda, viaje a Marte de Elon Musk, teoría del derrame, demencias fingidas. 

Entonces otra vez la poesía se hace lugar: ¿será su causa traducir lo amargo? ¿transmutar la mierda en ilusión? ¿en deseos y confianza por las sobrinas que crecen con dulzura? ¿por las batallas, banderas y pañuelos símbolos de amor frente a lo temido?

El poeta parece proponernos que, a pesar de todo, vale la pena cultivar una mirada atenta y amable pero en tanto nos mantengamos agazapados, preparados para dar el salto -como el yaguar frente a la amenaza de la caza furtiva- cuando las circunstancias así nos lo demandan.

Resulta entonces tan oportuno y necesario en estos tiempos que Nahuel Canteros -a través de su primer libro- nos recuerde con asertiva sencillez y firmeza: las corrientes cambian y seguiremos naciendo, seguiremos trazando un porvenir más justo para la vida humana… para todo lo que la rodea.

*Marechal, Leopoldo. Heptamerón, Buenos Aires. Editorial Sudamericana, 1974

***

Natalia Perez Müleck nació en la ciudad de Mar del Plata (1980) y es Licenciada en Psicología. Coordina el espacio Poesía Próxima en la Biblioteca Popular Diego Pombo – San Andrés. Publicó dos poemarios de manera independiente: Sensaciones al borde (2015) y Habrá Refugio (2020). Su último libro de poemas es Criaturitas imperfectas (Vuelo de Quimera Editorial, 2024).

Fotografía: Cecilia Ramírez.

agosto, 2025 | Revista El Cocodrilo

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