Paseo
Carlos Surghi
Dianus Editora
2024 |
estas horas de soledad y de meditación
son las únicas del día en que soy plenamente yo
Rousseau
Qué sería el cuaderno de un escritor sino un registro letrado de los efectos de la vida en la experiencia personal. Carlos Surghi amplifica el giro subjetivo de los diarios, de los cuadernos, de los borradores y lo convierte en una poética.
El ejercicio y el oficio del diario personal en el universo de las escrituras de la intimidad implica un reconocimiento de la propia subjetividad, una poética para narrarnos desde un ángulo diferente. La percepción de las coordenadas espaciales, las locaciones, los rituales familiares, las nubes de citas y anotaciones mentales conviven en un mismo plano. Un café puede ser un refugio y una pausa para realizar inferencias, ejercicios que tanto Perec como Aira han sabido llevar hasta el detalle: “Una niñita aburrida que se pasea de mesa en mesa recolecta las ofrendas de los habitués: origamis minúsculos, verdaderas esculturas del plegado, dioramas fantásticos, mundos hechos del más insignificante papel por la acción de un arte singular: la serie de objetos que, doblados aquí y allá, tramados por líneas y ángulos de caras y contracaras, ante nuestra vista se superan otra vez al salir de un viejo servilletero de lata”. La infancia es antes que un país un continente que dialoga entre el pasado, el presente y el futuro. La temporalidad estaría suspendida en un estado de la mente que dibuja un puente entre la subjetividad y la objetividad: y en esa tensión las rutas imaginarias de la creatividad se multiplican y se multiplican hasta conmovernos.
La reflexión de las formas o, mejor dicho, sobre las formas elegidas exploran y documentan un espacio sensible, un mapeo de la zona desconocida del yo del escritor: los procesos creativos por momentos se expresan como chispazos y ayudan a comprender qué motiva de fondo la escritura. El paseo, ese recorrido fenomenológico detenido en la demora y en la atención plena sobre lo que ocurre entre el exterior, en este caso dibuja un mapa que no necesariamente coincide con el territorio: mapa y territorio por momentos se unen, como si la poesía fuese un gps, y por momentos se difuminan en el yo poético. De ese modo se amplifica el recorrido, la caminata, los pasos ya no son medibles, hablamos de cruzar una calle que nos lleva a una zona desconocida de nosotros mismos, de una pregunta sobre quiénes somos, y cómo llegamos a este punto.
La digresión se pulveriza porque el yo que construye Surghi es un sujeto poético y, como decíamos, el cuaderno o diario se convierte en una poética en sí misma. Los sentidos se amplifican junto con los espectros de lectura: “Despierto o dormido el mundo está hecho de su materia de sombras, de los hilos de una araña oculta en la transparencia”. Sobrarían oraciones en las que el tono lírico, la emoción y el sentimiento avanzan con una intensidad que desborda y conmueve. Podríamos mencionar a autores como Martín Prieto, Miguel Ángel Petrecca, Alberto Giordano, Mario Ortiz, Silvio Mattoni, Alicia Genovese, Sergio Chejfec, Mario Nosotti, Carlos Battilana, Santiago Venturini, Ezequiel Zaidenwerg, Alejandro Crotto o Beatriz Vignoli, quienes también en los últimos años han contribuido a una tendencia donde la reflexión sobre la escritura poética se complejiza y se integra quizá como un género difícilmente clasificable, pero, por contradictorio que resuene, singular y reconocible por la voz que se edifica y se caracteriza en su diferencia.
La memoria no es un testimonio; más bien hablaríamos de una arqueología sentimental, una búsqueda de capas geológicas que encuentran su correlato en las edades y el paso del tiempo del poeta. La invención, la creación y la recreación son la materia con la que nos desplazamos de un punto a otro en la lectura: “Extraño es discernir si aquello que se recuerda o se tiene por sensación es también pulsión involuntaria o invención voluble; reacción de la huida o tesitura de permanencia en lo que hace a distinguir si se está dormido mientras se corre o si se está despierto mientras se espera”. ¿Cómo sabemos que los recuerdos que anudan nuestras tramas personales son certeros, comprobables y fieles a lo que creemos recordar?
Quizá en la secuencia de recuerdos de un poeta hay espacios en blanco, olvidos, y los completamos y los recreamos una y otra vez. De una manera intuitiva, Surghi transmite esa incertidumbre de no saber qué se vivió realmente y qué no y la transforma en materia lírica. Es un doble trabajo, porque a la reflexión casi teórica mediada por la intuición le agrega una voz con una tonalidad que estalla en su plenitud, sensibilidad e imaginación.
El movimiento en el paseo está lleno de minúsculos accidentes, la perspectiva cambia porque cambian los lugares, y donde antes existía un objeto, una casa, una oficina, hoy ya no están o viceversa. El mundo cambia con sus coordenadas y las combinaciones de sus sistemas y del mismo modo nosotros cambiamos, no siempre en consonancia: a veces los cambios nos llevan a los recovecos de nuestro universo singular y sin darnos cuenta aquello que creíamos perdido en el olvido aparece otra vez.
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Marcelo D.Díaz nació en 1981. Ha publicado los libros de poemas: La sombrilla de Wittgenstein (Editorial Cartografías, 2007), Newton y yo (Editorial Nudista, 2011), El fin del realismo (Viajero insomne, 2014), Bosque chico (Club Hem, 2015), El arquero real (Borde pedido editora, 2016) y Los cuadernos de Mishima (Deshielo ediciones, 2017). Participó de las antologías Penúltimos: 33 poetas de Argentina (1965-1985) (UNAM, 2014), Palavras andantes (edición bilingüe portugués castellano) y 20 años agarrándose los dedos con la puerta, editado por Llanto de mudo (2015). Compiló, en coautoría, el libro Los fuegos de Orc: antología de poesía y ciencia ficción argentina (Mágicas Naranjas, 2016), y en el 2021 el libro El pato y el garabato (pupek ediciones) con ilustraciones de Pablo Elías. Los poemas seleccionados forman parte del libro La mitad del cielo. Editados en El Vendedor de Tierra en 2023.
Fue becario en el Fondo Nacional de las Artes en 2016 para escribir el libro Bildungsroman editado por GogyMagog en 2018. Además fue seleccionado como becario por el proyecto “Cuanto pesa la luz: ensayo bio-bibliográfico sobre la obra de Alejandro Schmidt” en el año 2021 y obtuvo en el mismo año el segundo premio nacional del Fondo Nacional de las Artes en la categoría de poesía por el libro Oscura llamarada de otro resplandor. Ganó el primer premio de poesía federal Arte Joven en el año 2012 en la Universidad Nacional de Litoral. Y fue finalista en el año 2018 del concurso de ensayo literario de carácter nacional, organizado por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires y el grupo Heterónimos, con un jurado compuesto por Tununa Mercado, Omar Acha y Darío Sztajnszrajber por el libro de crítica de poesía “La formación de la lírica” editado por la UNC en 2018 con notas de Marcelo Cohen.
Textos suyos aparecen en las revistas ADN, poesíaargentina, Veintitrés, no-retornable, Página 12, Hablar de poesía, Otra Parte, Indie Hoy, Op.Cit, Paradoxa y Ñ.
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mayo 2025 | Revista El Cocodrilo