FÁBRICA, EL PRIMER LIBRO DE POEMAS DE LEONARDO BERNERI, POR SAMANTA QUINTERO NASTA

por El Cocodrilo

Fábrica inició hace poco más de un año, según el autor, no como un proyecto, sino con “aquello que iba surgiendo”, pero desde los comienzos encerró una estructura de libro. Nuestras charlas sobre los primeros poemas giraron en torno a esa discusión: ¿da o no da para un libro? En pleno año electoral donde veíamos venir la nueva ola noventista que hoy es un hecho, le insistía con que sí, que sí daba para un libro. No por intuición, sino por astucia del autor. Cualquiera que hubiera entrado en contacto con esos primeros poemas, necesariamente, habría quedado a la espera de más. No bastaba con la lectura de un poema aislado. El que ahora en el libro toma el nombre de “ART II” fue el primero que me compartió y es uno de mis preferidos. Allí el autor sentencia: “¿Es otra cosa una fábrica / que una colección de muertes?”. ¿Puede ser otra cosa que el germen de un libro un poema que cierra con semejante verso? Sin dudas, el libro llegaría.

En Fábrica encontramos una serie de poemas que, en alguna medida, confirmarán la idea subyacente a ese verso: los obreros, sus vidas y sus cuerpos no son más que material de descarte para el sistema productivo. La objetivización de esos seres es retratada con naturalidad. Así, en “ART I”, por ejemplo, se relata la muerte de un obrero que cayó a una hélice: “Solo se dieron cuenta / al ver la pasta / que salía roja / y que hubo que tirar”. En “ART II” se aprecia la voz del padre obrero, quien le narra historias fabriles a su hijo que será, unas veces, la voz inquisidora de un niño y otras, la voz de un joven que tomó un rumbo diferente al de muchos de los jóvenes del Cordón. El padre, en la voz del niño no solo cuenta historias, busca dejar moralejas: “Un descuido, / concluye, / puede significar / una tragedia”. En “Ypefeano” se retrata con objetiva crueldad lo que significaron los años noventa en el Cordón industrial: “Cierta vez hubo un incendio / y mi tío rescató a varios / compañeros de las llamas. / Por la hazaña le dieron / una medalla. / Después / YPF fue privatizada / y mi tío despedido / por reducción de costos”. Un descuido puede significar una tragedia.

Pero también podemos hallar una mirada sutil, afectuosa, familiar y colectiva como respuesta a ese verso que interroga las posibilidades de una fábrica, pues Berneri nos acerca en este libro al costado vital del mundo obrero: a las techadas colectivas en las que los fines de semana por puro compañerismo de clase los obreros “ponen el lomo” con gusto en el techo del compañero que construye su hogar. El autor, además, da cuenta del temor a ser despedido que tiene todo obrero, al cuidado que este pone porque su familia no se entere de las suspensiones, que no perciban los rastros de angustia que un obrero puede acumular. Nos atraviesa con la voz inquisidora de un niño que no entiende de explotación y plusvalía, por ejemplo, en “Excusas”: “Decí que te olvidaste / que no pasó el cole / que creías que hoy / era franco” y la lista de pretextos hace el poema: el niño es niño, pero su voz se vuelve insistente en el reclamo por la presencia de su padre. El poema cobra un tono ascendente, crece la agudeza del niño que desea que su padre no trabaje tanto, crece la vida queriendo arrebatarle tiempo al sistema, del cual la fábrica es solo un símbolo: “¿Qué le hace un obrero menos / a la pujante industria nacional?”, concluye el poema.

En Fábrica hay lugar para todas las voces: el padre obrero, la madre que cuenta con un pasado fabril, los abuelos, el tío, el obrero que teme ser despedido, el niño que reclama la presencia de su padre y se pelea con la voracidad de la fábrica, el “sentido común” que solo ve el gasto público en el derecho a la educación, el joven contrariado al que el superyó clasista y militante increpa y le cuestiona el hecho de no haber pisado nunca una fábrica. El autor, en este poemario, nos ofrece la oportunidad de reconocernos en esas voces, en una zona común que excede el espacio geográfico marcado por cada ataque neoliberal que ha desbaratado el Cordón Industrial de nuestra provincia, una zona en la que el imaginario social cobra identidad. Una identidad colectiva en la que cabemos todos.Leonardo Berneri (San Lorenzo, 1991), quien recientemente ha ganado el Concurso de Narrativa Alma Maritano -edición 2024- con el cuento “Oficio”, es autor de Moto: cuaderno de un año sobre ruedas (2022), diario en el que narra sus asiduos viajes por el Cordón industrial, las idas y venidas entre San Lorenzo y Rosario, publicado por la editorial Casagrande; de Paper Kid (2022), cuento publicado por la editorial municipal EMR y de “Miniatura” (2022) publicado por la editorial Serapis en 9 nueves. Narrativa contemporánea santafesina, compilado por Francisco Bitar. Ambos cuentos pertenecen a su libro de cuentos inédito Los gastos de la carne, finalista del Concurso Municipal de Narrativa Manuel Musto (2021), libro que espera llegue su momento de salir al encuentro con sus lectores. La enumeración de sus escritos por diarios y revistas digitales, así como de concursos literarios ganados podría seguir, pero desviaría el foco del motivo que nos lleva a la escritura de esta reseña: la llegada de su último libro, Fábrica (2024), su primer libro de poemas, publicado por la editorial Caburé.

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Leonardo Berneri nació en 1991 en San Lorenzo. Profesor de Lengua y Literatura y bibliotecario. Integra el eBook 2021. Veinte ensayos sobre literatura y vida en el siglo XXI (CETyCLI, CELA, EMR, Rosario, 2021) y la antología 9 nueves. Narrativa contemporánea santafesina (Serapis, Rosario, 2022). Su libro de cuentos inédito Los gastos de la carne, al que pertenece “Paper kid”, fue finalista en el Concurso Municipal de Narrativa Manuel Musto 2021.

febrero 2025 | Revista El Cocodrilo

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