Un árbol para John Berger
Ciro Korol 2025
Podríamos representar el conjunto de crónicas que componen el libro Un árbol para John Berger (2025) como un jardín para el resguardo ¿resguardarse de qué? se preguntará el lector: de las tormentas artificiales, del blitzkrieg, del olvido y la clausura del humanismo. La imagen del jardín se justifica, en parte, porque las crónicas se dividen en tres partes, cuyas resonancias vegetales componen un jardín textual; se trata de flores, raíces y brotes. La selección del título para cada sección responde también a una polisemia que las atraviesa. Así, en “flores” encontramos, no varias, sino una flor, la crónica homónima: “Un árbol para John Berger”. La flor, como metáfora del arte y la composición literaria, son el tópico primordial de esta primera crónica, en la que se narra un encuentro con el escritor inglés. Allí el autor transcribe parte de la conversación acaecida, una parte que discurre sobre el quehacer literario, el porqué y el cómo de la escritura. La importancia del lector, la indiferencia ante la crítica y el prestigio de los premios, la búsqueda del tono oral, atraviesan el diálogo que se construye como el acercamiento de un discípulo con un maestro, que le transmite en persona su perspectiva del trabajo literario, misma que el discípulo intuía de su lectura del maestro, a quién rinde homenaje a través de la narración de su encuentro y la evocación de su figura. El encuentro se prolonga en un intercambio epistolar (una de las últimas novelas de Berger está construida en forma epistolar, From A to X), en la búsqueda de un bioma común. La perspectiva de Berger se detiene minuciosamente en la naturaleza, que nos “nos hizo ver que no existe el mal en la naturaleza y que una 26 de las formas humanas para cometer actos inhumanos es tomar como ejemplo la supuesta crueldad de la naturaleza”. Por eso le pregunta cuál es el árbol que ve desde su ventana. Eso le pregunta Korol a su remitente ¿qué significa el árbol? Es el árbol bajo el que se narra, en el que se entrelazan, como raíces y micelio, las historias, que son el fruto. En esta trama vegetal, a través de injertos y alianzas, una voz construye tanto su linaje como sus precursores.
En el jardín los pilares de los árboles y las flores son las raíces. Este es el título de la segunda sección. Se trata de un conjunto de crónicas que entrelazan el presente de un cronista viajero en Europa del este, quien rastrea el pasado a través de testimonios y voces del complejo mosaico de repúblicas a la deriva (producto del colapso soviético y la perestroika). El terror nazi durante la segunda guerra, así como su marcha hacia el este, la cruzada para subyugar al untermensch, las masas orientales heterogéneas de semitas, eslavos y gitanos, así como la posterior pérdida del prestigio de los veteranos, son algunos de los hechos reconstruidos por los testimonios en esta sección. Ir a las raíces del caos bélico permite reconstruir la efervescencia que en el siglo XXI hizo resurgir el nacionalismo ucraniano, en la crónica “Una orquesta en el Donbass”. Esta resulta ser la crónica de más actualidad, slava Ucrania, es la tónica que acompaña, ya en 2015, fecha en la que fue escrita, la reciente herida del Euromaidán y la escalada del conflicto entre Rusia y Ucrania que, para algunos, comenzó en 2022. Testimonio de este problema latente, la crónica augura la futura invasión, a la vez que deja entrever la hermandad histórica entre dos pueblos hermanos, y la incapacidad de algunos ciudadanos de a pie de entender esa beligerancia recalcitrante que se alimenta hace décadas.
El conflicto de los países eslavos, producto de la restauración capitalista, resuena en nuestros confines australes. Las raíces históricas del problema de los eslavos, que en la década de los noventa conocieron a los nuevos oligarcas y el desempleo, se materializan en el tatuaje carcelario de Santiago Caputo: “хата дача и сберкнижка, катер, тачка и гараж успокаивают мою блаж” (una cabaña, una casa de campo y un libro de cuentas, un barco, un auto y una cochera sacian mi capricho). Este joven, sobrino del ministro de economía, considerado por algunos como el arquitecto de la campaña mediática de Milei durante la carrera a las elecciones, se instituye como un antagonista tácito de la tercera parte del jardín. Los temas principales de esta sección son la fragilidad psíquica, el burnout, los endebles y súbitos brotes (psicótico-vegetales), que afloran de las raíces (la debacle institucional y la condena del Estado). Estas crónicas son escritas al filo de la tensión y la paranoia del ascenso de los discursos de odio, la catástrofe y estancamiento del discurso progresista ante su enemigo, y la silenciosa epidemia de salud mental que, descuidada y postergada, genera un efecto bola de nieve. La pulsión destructiva y apática, conjugada con una dosis de mesianismo, comienza a traccionar en un tejido social cuya bronca e intolerancia aumentan en proporción inversa con la falta de pragmatismo cargado de buenas intenciones.
El prólogo de Juan Luis González, autor de El loco, hilvana su investigación biográfica con las crónicas que trabajan desde la figura pública de Milei para resignificar qué connotaciones damos a la locura y al estereotipo del loco. Problema de salud y, a la vez, político, el autor hurga en la ironía de que los locos no voten en el país en el podría asumir un loco y en la productividad de los estados de enajenación, correlato en las circunstancias económico-sanitarias (pandemia de COVID-19, y, por efecto dominó: crisis de salud mental) que acompañan el surgimiento de Milei. A partir de su experiencia biográfica y su condición clínica, Korol se plantea como un reflejo especular del actual presidente, en una suerte de manía maniqueísta, que lo lleva a la clínica Agudo Ávila, escenario de la última crónica. En esta, como en las anteriores, da voz y presencia a diversos testimonios para transmitir la heterogeneidad de sensaciones que atravesaron el balotaje del 19 de noviembre de 2023, que en todo el país se experimentó con los nervios crispados y a flor de piel, con gente más semejante que disímil polarizada por la euforia electoral.
La unidad del conjunto del libro se percibe como un jardín para el resguardo. Caputo, como Goebbels en el pasado, en el placer por usar la propaganda para ejercer la violencia a nivel cognitivo, realiza continuos embates contra la perspectiva humanista que se sostiene en las raíces y en la mirada de la naturaleza del árbol de Berger, que busca la preservación, el cuidado de sí y el compromiso por construir un mundo más habitable.
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Ciro Korol nació en Rosario en 1989. Escribió sus primeros relatos en el taller literario de Juan Forn, cuando residía en Buenos Aires. En 2013 fue becado en una residencia de escritura de la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores en Córdoba (España). Es autor del cuento MONTE (ed. Libros Silvestre, 2020), el cual fue llevado por la productora Banda/Aparte a la serie animada que lleva el mismo nombre, en el canal Paka Paka. Escribió la nouvelle El anuncio (auto publicación a partir de contratapas en Rosario/12, 2020), La rotonda (Ed. Brumana, 2023), y El revoque de la luna (Ed. Casagrande, 2023). Ha colaborado como cronista en Revista Noticias y diario La Capital. Es colaborador en Rosario/12, así como en Hispanicla (Los Ángeles-Estados Unidos), y en la revista digital Rio Belbo, donde se publicaron cada una de las crónicas que componen el libro Un árbol para John Berger y otras crónicas.
Gabriel Aimetta nació el 28 de marzo de 2001 en El Trébol, Santa Fe, ciento sesenta y ocho días antes de los atentados de las Torres Gemelas, y doscientos cuarenta y uno antes del Corralito. No los recuerda, pero hoy intenta rastrear sus efectos.
mayo 2025 | Revista El Cocodrilo