PATRIA Y MUERTE: ESCRITOS SOBRE LITERATURA ARGENTINA Y POLÍTICA, DE MIGUEL DALMARONI, POR LEONARDO BERNERI

por El Cocodrilo

Patria y muerte: escritos sobre literatura argentina y política
Miguel Dalmaroni
Editorial Biblioteca
2020 |

Libro PATRIA Y MUERTE ESCRITOS SOBRE LITERATURA ARGENTINA Y POLITICA -

Patria y muerte: escritos sobre literatura argentina y política es el séptimo número de la colección Ensayos de la editorial de la Biblioteca Vigil. Su sola aparición trama un relato, una suerte de épica editorial, que se deja leer en las fechas de los colofones de los libros de la colección. Comenzada en 1966, la colección contó con títulos de Edgar Bayley, Adolfo Prieto, Roger Plá, Jorge Vázquez Rossi, David Lagmanovich y Marta Scrimaglio, cuyo Literatura argentina de vanguardia, publicado en 1974, sería, imprevisiblemente, el último publicado hasta el día de hoy. 47 años después, la publicación en 2021 del libro de Miguel Dalmaroni reescribe una historia marcada por el fuego, que ya no se trata de la historia de una derrota, sino de la de una obstinación. ¿Seguir editando como si nada hubiera pasado, continuar -como si nada- una colección suspendida y poner un 7 en una esquina de la tapa de un libro? No. Más bien, todo lo contrario: se trata de mirar al pasado y hacerse cargo de la deuda que reclama, de darle la cara a los traumas y heridas que aún supuran y que son, por lo tanto, todavía presente. Patria y muerte -además de una reescritura de la consigna montonera o cubana “patria o muerte” que abandona la disyuntiva y viene a decir que en ocasiones los relatos de la patria y los de la muerte se escriben con la misma letra- son las palabras que, inextricables e indescifrables, cifran en su enigma esa suspensión: el hiato de los años del horror en los que la Vigil fue intervenida y expropiada, y el tiempo costoso de la recuperación.

El libro de Miguel Dalmaroni (La Plata, 1958) compila ensayos breves en los que aparecen, entre otros, nombres como los de Viñas, Saer, Gelman, Walsh, Borges, Pizarnik, Aira, Puig, Piglia, Cabezón Cámara, Perlongher o Harwicz. Tramados por el hilo vertiginoso de la argumentación y por el juego intertextual de los títulos (ninguno de los ensayos habla en forma directa del texto que parece anunciarse en su título, sino que ese título queda resonando sobre el texto al modo de un epígrafe), estos nombres, a la vez que proponen una reorganización del canon donde también tengan lugar las escritoras contemporáneas, ensayan una especie de historia de la literatura argentina marcada por la violencia y el desborde: “Desde su relación con la guerra y con la lógica de la guerrilla, con la sangre, con el exterminio de los plebeyos indóciles, con las mitologías de la muerte y del sacrificio, con las rebeliones de los subalternos y con los varios y sucesivos avatares de la Revolución, la narrativa argentina se despliega de tal modo que todo escrito que no invente alguna variante del exceso violento, del desborde o de la extremidad (en lo imaginario o en lo verbal) se deja leer como una especie de anomalía de continencia, decoro, discreción o sobriedad”.

Cierta sensación de urgencia invade todo el libro. “Terminé de escribir este libro”, dice Dalmaroni en la nota introductoria, “mientras los ejércitos sanguinarios y las policías asesinas de las derechas pro imperialistas masacraban a centenares”. Y unas líneas más adelante: “mientras escribo esto, siguen aumentando los números de muertes, secuestros, torturas, violaciones, mutilaciones”. Pareciera que el libro fuera a asumir el tono del manifiesto, de la proclama, y que optara por alguna de las dos respuestas obvias que ese presente de alarma demandaría: sostener que la literatura es, ante la omnipresencia de la violencia y la iniquidad, un juego inútil; o sostener, por el contrario, que la literatura es el arma con el cual resistir a los embates de la reacción conservadora y vencer. Sin embargo, Patria y muerte no cae en ninguna de esas facilidades y Dalmaroni elige detenerse a realizar “la pregunta política de la literatura”: no solo qué puede la literatura, sino también qué no puede. Lejos de los optimismos culturalistas que ven en cada gesto estético un índice de revolución o de la miopía sociológica que lee todo texto como representación inmediata de una postura política (tan en sintonía con estos días de cancelación compulsiva), en Patria y muerte Dalmaroni se propone sondear los alcances del “ejercicio de la palabra”, explorar sus potencias y sus límites, interrogar esos “consuelos minoritarios que generan turbaciones” que pueden ser los textos. Es que, en última instancia, lo que Patria y muerte viene a proponer antes que una historia política de la literatura argentina es un modo de leer: una teoría de la lectura. Todo el libro está atravesado por la preocupación por discutir modos de lectura, usos de lo literario e interpretaciones que no ven los textos más que como un producto de la cultura que los posibilitó. La lección que viene a dar Dalmaroni, ensayando sus alcances en la escritura de cada uno de los ensayos, es que la lectura es aquello que acontece cuando se interrumpe “el curso de ese producto de la cultura” que es el texto: la experiencia de la lectura es aquella verdad que, inesperada e indeterminada, se aparece y “logra poner en fuga los límites y las previsiones de la subjetividad”. Un resto no comunicable, que se escapa de lo social, un excedente indomable, imposible de calcular, y que deja un “efecto imborrable” en quien lee. Y puede aparecer en los lugares más insospechados, incluso allí donde nuestras supersticiones solo esperan ideología y dominación: Borges puede ser la ocasión para que emerja una disonancia, una turbación de lo decible y nos descubramos en nuestra ignorada ajenidad.

octubre 2021 | Revista El Cocodrilo


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