LOS DEVORAN LOS DE AFUERA, DE SAULO DALMASSO

por El Cocodrilo

Era el primer sábado de noviembre y la marcha, a pesar del quilombo generalizado, ya había avanzado unas cuantas cuadras. Varios amontonamientos desafortunados se habían producido, condensando improperios y escupitajos. La cosa ya empezó mal cuando se presentó un conjunto de rapadxs con carteles blancos, que fueron apedreadxs sanguinariamente al ser confundidxs con skinheads. Al parecer formaban parte de un grupo que se declaraba apolítico-radical llamado “Les rompe-dispositivos Foucaulti-anos”.  Además, como este año no había consigna, todxs querían ir al frente, ninguna agrupación iba a ceder en ser la cola del chancho. Si algo compartían todas las agrupaciones, era el desdén por la idea cristiana de que lxs últimxs serían lxs primerxs en el cielo disidente. El clima estaba caldeado, pero, como podían, iban avanzando en la marcha del orgullo. 

Minutos antes de que la debacle deviniera, cinco espíritus curiosos descendieron desde el más acá. Llegaron como luces de estrellitas, luego de que se escuchara un sonido similar al de los chaski-boom. Continuaban prisionerxs del color y la sigla con los cuales durante la vida lxs habían marcado. Sí, es triste, pero después de la muerte hay más cultura: la cosa se prolonga por los siglos de los siglos hasta el infinito y más allá. Cual Power Rangers, cada unx con su traje y tono de súper héroe, se sentaron sobre una cornisa de estilo francés junto a las palomas, para entretenerse con el espectáculo, mientras comían un pororó cósmico, escuchando las voces de la marcha, que se alzaban cual coro Kennedy, como si interpretaran un “Réquiem”.

—¡Este folclore ya aburre querida! Hace rato que se perdió el clima de festejo. Esto se parece más a una procesión de la virgen que a una fiesta. ¡Mira la carne joven como juega a militar…! Estos pendejos nunca tuvieron que ir presos, salieron del closet después de la ley de matrimonio igualitario y se creen que se la saben todas. Si hubiese sabido que estos boludos iban a ser el futuro, hubiera preferido morirme de Sida, cuando todavía se podía. Allá van los peronistas, me tienen podrida con el “Si Evita viviera” ¡Si Evita viviera te hubiera pegado una patada en el culo pebete! Lee un poquito de historia. Si querés ser peronista todo bien, pero bancate las pulgas de tu gueto político, que yo ya me banco las mías por ser trosko. Son todos unos púberes negacionistas.  

—¡Qué ridículos! ¿Es necesario que se vistan así o que muestren todo? Vienen los medios, lo filman a ese tarado y…lo de siempre, esto termina pareciendo un circo. Y acá hay gente que no quiere ser un bicho raro, ¡onda, acá hay gente seria que quiere casarse y formar una familia! Por eso a mí me gusta el flaco del pro, cuando sea activista quiero ser como él, es tan…prolijo…no como esta indiada. ¡Viste! Ya no digo negros de mierda, para que no te ofendas, jejeje Yo quiero ser activista y conseguir muchos derechos, porque los militantes son los que hacen quilombos, son como los subversivos o los anarquistas.
Mirá esos con los carteles que piden la cura del Sida, nos hacen quedar mal a todos, parecemos promiscuos. ¡Tomen las pastillas, muchachos, que hoy se las regala el Estado y quédense en casa! Y decime vos… ¡¿Cómo podés luchar por derechos con esa peluca fucsia?! Tendría que haber marchas distintas, cada uno con su grupo. Mira esos con la bandera por el aborto y allá los marihuaneros… ¡Esto es cualquiera!
Y mira esos varones anti no sé qué, ¿alguien sabe qué carajo hacen esos pibes?

—Fijate allá adelante, van todas las maricas viejas que querían liberar al sexo y se pelean por estar al frente para las fotos, me tienen podrido con su nostalgia por las teteras y los shows de transformismo. ¿Leíste el nuevo libro de la Butler? ¡Me voló los pelos! Decidí que ya no voy a ser más puto. Viste que yo un tiempo era homosexual, pero después de que me enteré de que sonaba patológico me pasé a gay, pero es muy comercial y estereotipado; viste que yo soy más bien tristón y de alegre no tengo nada. Me quedaba “puto” para agarrarles el insulto y hacerlo identidad, pero es construirme desde ellos. Después leí sobre la idea de ser marica, pero, qué se yo, nunca encajé en el decálogo de mariconería. Pero ahora que leí el último libro de Judith, no sabés: ¡está buenísimo, me cambió la cabeza! Ella me ayudo a descubrir quién soy. El prólogo para América Latina se lo hace Pilar Sordo.

—¡No es casualidad! Las tortas siempre atrás viendo como estos boludos bailan. No te pido rock nacional, no te pido música clásica, pero estos pelotudos bailan como pollitos al ritmo del mercado. La verdad que las marchas de mujeres son un velorio en comparación a esto, pero por más que nos nieguen como lesbianas y nos acepten en los encuentros nacionales, siempre que tengamos concha y útero, prefiero luchar contra el patriarcado del feminismo. Al patriarcado de la disidencia ya se lo comió el capitalismo.
No te pido que lean Wittig, pero por lo menos que lean “La Historia de la homosexualidad en la Argentina” … ¡Mirá, mirá! El grupo ese de feministas de la última ola, que está a favor de la prostitución, ¡No entienden nada! Y mirá el travesti aquel que se cree mujer. Esos son todos infiltrados, que se hagan el documento, pero a mí no me engañan, esos lo único que quieren es seguir cagándonos la vida usando los tacos que nosotras rechazamos. Y mirá a los varones trans… ¡Traidoras!
No, si está todo perdido, compañeras. Entre las que ceden a la política partidaria, las que ahora se hacen queer y las hetero que se creen copadas pero no se pueden sacar el chip, me tienen la sororidad hinchada. 

—Cada tanto vos dame un beso amor, y no me sueltes la mano, que mirá cómo me miran los flacos aquellos, si ese me sigue mirando ¡lo rompo todo! Se la pasan hablando de discriminación y la única forma que tienen de incluir es cogiendo. Me quiero ir al carajo, ¿para qué mierda nos comprometimos a traer la bandera del partido?
¡Mirá aquellos con chicos! Todo bien, pero traer pibes ¿no será mucho?
No tendríamos que haber venido, ya sé que ahora en el partido bajan línea de que tenemos que participar de estos espacios, pero que venga otro, mi lucha es otra. Ellos no salen a poner el cuerpo en la calle cuando se nos muere un pibe. ¿Por qué carajo tengo que venir yo acá? Esto es una paparruchada. Mucho bla bla bla de diversidad, pero acá no hay lugar para heterosexuales y nosotros también formamos parte de la diversidad sexual Eh… ¿O no? Eh…

—¿Que quién maneja el colectivo? Un gay, mi vida, desde siempre. LGBT, esa era la sigla original: Lesbianas, gays, bisexuales y trans. Ahora le agregan cosas, pero no. Aparecen un montón de bichos raros que se quieren subir, pero el bondi ya cerró las puertas, creo que solo se alcanzaron a colar los intersexuales, esos que antes eran hermafroditas. Y para mí esos están bien, la han pasado muy mal, yo por ellos bajaría a los bisexuales, que para mí no existen, esa es toda gente mambeada y confundida. No, mi amor, el colectivo no tiene rampas y facilidades para discas, así que no hay tullidos, solo cuerpos bellos y funcionales. ¿Que adónde va el colectivo? ¡Hacia la normalidad, cariño, ¿adónde sino?!

¡¿Para qué armamos el grupo de WhatsApp si después cada una hace lo que le parece?! Todo el día escribe-que-te-escribe. Me sonaba el celular a cada rato. Que vamos a ir con tal ropa, que hay que afeitarse allá, pintarse así. Yo quería venir como yo, pero no era suficientemente abyecta. Quería venir con mi novia, pero les parecía que era muy normativo. Armé un cartelito para marchar, pero la frase no era ingeniosa y “no la habíamos consensuado en la plenaria,” bla bla bla. ¡La próxima vez vengo sola y se van todas a la bosta! 

Decime vos… ¿por qué no se puede hacer una marcha así de grande cada año en una provincia distinta? Los invitas a una marcha en Jujuy y no te vienen ni los perros…pero eso sí, todos los años se van en invierno al norte para el aniversario de Stonewall.
Las chicas del interior la pasan como el culo de María Marta Serra Lima, la cosa acá ya está más tranqui, por lo menos por ahora. Pero no, siguen ganando los unitarios. Los federales tenemos que venir hasta acá, para que te echen encima en cara que ya tenés que estar contenta porque tenemos la ley de identidad de género. Bienvenida sea para quienes se conforman con migajas. A mí no me interesa un carajo esa ley. Yo no quiero ser mujer, yo soy travesti y orgullosa estoy de serlo. ¡No quiero ser normal, que se metan en las tetas lo normal! Yo no quiero derechos. ¡Una provincia!  Que nos den una provincia, una tierra donde la heterosexualidad no sea ley, ¡ahí quiero vivir yo!

¡Es que me revienta que por una característica ya se crean que soy algo que no soy! ¡Mirá quién está allá! ¡Allá boluda! Entre los del sindicato y los de izquierda que… ¿qué carajo hacen acá después de tanto pisotearnos? Sí, ese, era la pareja del “innombrable”, después estuvo con ese otro que está dentro del gobierno y cualquier demanda te la convierte en política de Estado. ¡Por el amor de Björk! Yo la verdad que a veces creo que les calienta más el Estado que la pija. Después estuvo en ese otro grupo y ahora creo que está con la novia de “la flaca”, esa que está en ese grupo de diversidad, pero que, si fuese a trabajar con el empeño y persistencia con que viene a las marchas, la discriminación ya estaría abolida. Vi que ahora publicó algo de que quieren hacer un grupito de contención para personas que salen del closet. ¡Qué embole! Qué pérdida de tiempo, el activismo tiene que ir para otro lado. Ya estamos para otras cosas. Por eso, yo prefiero seguir con lo de las plantas aromáticas, yo estoy cambiando el mundo por ahí, eso es groso. ¡Sí! Ese es, ¿viste que todavía tenés memoria? ¿Te acordás que estaba en esa relación poliamorosa y derraparon mal? En el fondo de a dos o de tres, todos quieren el hasta que la muerte nos separe. Mirá el flaquito aquel abrazado a la novia, ¡está bueno! Para mí que es puto.                                                                                                                                                             

No se sientan mal, sabíamos que no iba a ser fácil. Yo hablé con el grupo de asexuales, que están como nosotrus, nadie les cree y no lus apoyan, pero se ve que al final les dio miedito y se abrieron. También nos bajaron el pulgar lus no binaries y lus queers. Va a llevar tiempo… si nuestra identidad emerge, no es porque antes no haya existido, ahora nos podemos asumir, nos juntamos, y como nosotrus hay muchus más. ¡No hay que aflojar!  Aunque seamos tres, no hay que aflojar gente…

Minutos después, la marcha se detuvo abruptamente, creando un pogo más grande que el del Indio Solari, y a todxs se les despeinaron las ideas. 

¿Qué mierda pasaba?
¿Se había armado otro lío fuerte?

El espectáculo había sido cronometrado como un recital de la Reina del Pop. Nadie habría podido siquiera imaginar lo que sucedería. Ningún analista social, poeta, ni el Brujito Maya podría haber predicho… chachachachan: “el Golpe de Género”.

El grupo de personas que iba a la cabeza se había detenido al toparse con cientos de cuerpos rodeados de moscas, apilados por órdenes del “Gobernador de la alegría” durante la mañana. Los cadáveres obstruían completamente el paso y lxs militantes y las personas no organizadas intentaban en vano dar marcha atrás. 

La pila nauseabunda estaba compuesta fundamentalmente por las víctimas de las razias que fueron llevadas a cabo durante la madrugada, de las cuales fueron blanco todos los contactos con menos amigxs de Facebook de lxs disidentes más famosxs. Asimismo, para sumar cuerpos fueron masacradxs otrxs “otrxs”: qoms, collas, mocovíes y mapuches, abducidxs en una secuela de la conquista del desierto titulada “Operación Patoruzú”. También fueron secuestradxs y asesinadxs para la ocasión: pacientes del Borda, maestrxs a favor de la ESI, marihuanerxs (de lxs que solo fuman flor), discapacitadxs, gordxs, seguidores de Capusotto y algún/alguna/algune que otrx paciente del Ramos Mejía. Nadie podía negarlo, la policía había tenido la interseccionalidad más clara que la propia militancia.

Por los altoparlantes comenzaron a escucharse extraños sonidos que parecían los gemidos de una porno amateur, que en un principio todxs confundieron con cantos islámicos. Un flaco con una remera de “los antiguos astronautas” empezó a gritar por un megáfono: “Nos van a bombardear los yanquis, quieren el agua, somos el nuevo enemigo, esta es la señal”. Pero en realidad el audio contenía las respiraciones de relajación de un gurú indo-neozelandés. La cinta la había mandado “The International Rigth Association”, porque habían descubierto en la University de Oxford y Stanford, y lo confirmaba la Universidad  Católica de Córdoba, que el licuado de la filosofía oriental era la forma más efectiva para el lavado mental y la alienación, seguido por supuesto de la creación de nuevas corrientes intelectualosas. 

Cientos de camiones de basura irrumpieron bloqueando las calles accesorias a la Avenida de Mayo. Una multitud de libros (entre el top ten de los más arrojados estuvo el de Allesandra Rampolla, que fue tildado como satanista), CDs y accesorios comenzaron a ser lanzados desde las terrazas a los contenedores, que habían sido previamente cargados con el material de la “Librería de Mujeres” y “Otras Letras”, junto con muñecos claves como el Topo Gigio, Bob Esponja y la pequeña tortita de Mafalda. 

Tres helicópteros prestados por el gobierno de la “Ciudad normal” comenzaron a sobrevolar la zona con reflectores tan fuertes, que cancelaron la luz del atardecer.

Varios colectivos bloquearon a la masa del final, que intentaba huir. Sobre el vehículo del medio había un atril y estaban de pie lxs principales conspiradorxs o por lo menos la cara visible de la agrupación. Después de un sonido crujiente y el “un, dos, tres probando”, se escuchó una voz que dejó a todxs estupefactxs: “Como te ven te tratan… si te ven mal te maltratan. Esta noche va a traer suerte para todos. Yo se los digo… jejeje. A todas, todes, todos, todus y Todys, menos a Nesquik, se les puso la piel de gallina, algunxs hasta se orinaron, sabiendo que solo podía venir lo peor.

Allí estaba, imponente, la comandanta primera del Triunvirato, con una capa bien brillante a lo Perciavalle, la señora Mirtha Legrand de Tinayre. A su lado estaban sus secuaces. A la derecha, vistiendo un disfraz de Gatúbela, Elisa María Avelina Carrió. A la izquierda, con su traje más soberbio, Piñón Fijo. Unx a unx Mirtha les fue pasando el micrófono en lo que fue un híbrido de entrevistas-discursos harto aburridos, que terminaron con un grito al unísono de la Hotton y la Negre De Alonso: “La que ríe última, ríe mejor.

Sonaron los acordes del Himno Nacional y todos los balcones se llenaron de vecinxs vociferando la consigna: ¡¡¡Orgullo Heterosexual!!! Luego del último “¡o juremos con gloria morir!” comenzaron, al estilo de las Invasiones Inglesas, a arrojar desde lo alto aceite hirviendo hacia la multitud aterrada en las calles. Sabían que entre ellxs habría algún/alguna/algune que otrx heterosexual gay-friendly, pero en toda batalla había pérdidas indeseadas. 

El aceite de girasol, de oliva y mayoritariamente de soja, comenzó a destrozar los cuerpos, que se abrazaban entre lágrimas y gritos. Fueron sucumbiendo progresivamente hasta que solo quedó una militante viva que miró fijamente a los ojos de Mirtha y le cantó con sus últimas fuerzas: “¡Soy lo que soy, no tengo que dar excusas por eso!” La señora de los almuerzos alcanzó a escucharle y dijo las últimas palabras que la joven escucharía: “Qué linda canción nena, me gusta Sandra, en casa la escuchamos con la madre de Juanita.

Los cuerpos estaban fundidos, las llagas y ampollas se habían convertido en una sola carne. 

Luego de un largo y solemne minuto de silencio, lxs presentes vivxs empezaron a olfatear el humo que subía desde los cuerpos y se les abrió el apetito. Todxs estaban ansiosxs por abrir las murallas y dar inicio al festín. Esta vez no querían mirar para otro lado, mientras se lxs llevaban a algún campo de tortura. Por piedad lxs habían matado rápido y ahora lxs querían ver desaparecer… en sus fauces. 

¡Pero algo faltaba!

Dieron comienzo a una pausa publicitaria, ya que el acto estaba siendo televisado en vivo. Entre muchas tandas dieron la propaganda de un nuevo programa llamado “Basta de violencia de género”, conducido por un holograma de Bernardo Neustadt un poquito más vivaz y bronceado, en donde invitaba a re-significar la figura del héroe popular y femicida Carlos Monzón recorriendo extractos de “La Mary”.

Los tres presentadores más importantes del país relataban la noticia. Por TN, estaba Jorge Lanata con un pañuelo blanco sobre su cabeza. Por América TV, Luis Majul, que, sobre la cornisa más alta, interpelaba con preguntas incisivas a un grupo de chicxs de preescolar, que le hacían de tribuna. Y por la TV pública, transmitía el maravilloso, el único, el innovador Marcelo Hugo Tinelli rodeado de cientos de traidorxs de la disidencia.   

Al volver de la tanda, desde uno de los helicópteros, bajó por una soga el doctor Cormillot y aconsejó a través de un megáfono: “No se coman los genitales, por favor, que pueden contagiar enfermedades y no ingieran la grasa, que les va a caer mal”. Desde otro de los helicópteros, Maru Botana arrojaba juntos a sus retoñxs condimentos y cebollas. El banquete ya estaba casi listo. 

Después de un largo aplauso ante su imponente presencia, descendió por una escalera dorada el máximo pontífice, el papa argentino. Y tirando agua bendita sobre lxs muertxs, lxs bendijo en latín. Extasiada por el discurso de Francisco, la multitud de monjas y curas presentes acabaron al unísono pronunciando un trillado amén.

Y, entonces como lobos en celo, la manada comenzó a lanzarse vorazmente sobre los cuerpos, desgarrando la carne con los dientes y tiñendo sus rostros de rojo. Quebrando los huesos y guardando la grasa, para al otro día cocinar bizcochitos con chicharrón. Las sobras iban siendo arrojadas en unas delicadas bolsas ecológicas que tenían la leyenda “No mate animales, coma anormales”.

Qué hay de postre papá” —dijo un niño, mientras engullía un retazo de carne que había sido, en otro entonces, un talón-. “Negros de mierda mi amor” —dijo el padre— “creo que los estuvieron cazando en los piquetes de ayer y nadie protestó. Eso sí, no sé cómo los habrán preparado, yo espero que me toque alguna mano, quiero saborear la textura áspera de los callos, aunque estos no deben haber laburado nunca en su vida”. 

Sobre la terraza, los cinco espíritus que habían estado presenciando toda la escena, comenzaron a incorporarse para retornar a sus cielos, que se encontrarían, ahora, superpoblados. Sus miradas eran de horror, pero mayoritariamente de fastidio.

 La de color Rosa gritaba jocosa un fragmento de su poema “Dolly”: 

“Fifa con Dios? 
Con el velado 
esputo divino, 
con la baba
celeste, y el mordisco
en gomas deletéreas?
Dale a la dignidad?”

La de color Violeta, mientras arrojaba flores invisibles a la calle, recitaba uno de los suyos: 

“Entre morir
o vivir, elijo
callar”.  

Antes de partir, la súper heroína de tono rojo, que se había llamado Effy, tomó con fuerza las manijas de la enorme tijera de podar que sostenía rodeando sus genitales descubiertos y las cuchillas filosas se cerraron desgarrando la carne. 

Mientras una sangre tornasolada se escurría entre sus muslos, uno de los testículos gelatinosos rebotó en el pavimento, 
rodó sobre el césped,
y se hundió,
como una semilla,
lentamente
dentro
de
la tierra.

Fin

. . .

Saulo Dalmasso nació en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, en 1983. Habita una identidad dentro del espectro no binarie. Trabaja en el ámbito de la salud pública en el rol de cuidado. Participa de distintas experiencias colectivas de militancia y de diversos trabajos micropolíticos persiguiendo la premisa zapatista de arribar a un mundo en el que quepan todos los mundos. Escribe.

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